viernes, 12 de junio de 2009

y seguiré aqui por tí...

Te marchaste una madrugada de enero, enero maldito por siempre, no dijiste adiós pero te despediste a tu manera, riéndote conmigo días antes a través de la conferencia de alguna de nuestras cosas sin importancia, como siempre. Me notaste preocupada y me animaste. Nunca he sabido lo que es el miedo como en aquel momento. Apretaste mi mano y mire a ninguna parte. Tu costosa respiración te había delatado, presentí que podríamos nunca más hablar pero yo sabía que no te irias lejos, así fue.
Confieso que me costó arrancar, pero un día reuní las fuerzas necesarias y encaré mi vida con tu ejemplo presente. Salí a la calle y recuerdo que me pareció casi grotesco comprobar que el mundo seguía girando en su total desconocimiento de tu exilio, y caminé y caminé pero no di contigo en ninguno de nuestros puntos de encuentro habituales.
Aquel mundo parecía un desierto... todo había cambiado, todo sería ya en blanco y negro a partir de entonces.
Hoy soy consciente de que durante muchos años edificamos un mundo paralelo a este que hoy conocemos, un mundo donde en cada risa se quedaba un poco de nosotros y se quedaba para siempre. Quiero que sepas que me resisto a irme, que de algún modo aun sobrevivo en ese lugar...
Y seguiré aquí por ti, porque siempre serás mi referente, porque la muerte es un concepto relativo… porque yo te regalaré en mi memoria la eternidad que te negaron.

No hay comentarios: