sábado, 18 de octubre de 2008

La excusa mas cobarde es culpar al destino

Ella soñará un verso que él nunca escuchará.
Él no trepará sus trenzas una noche de invierno.
Ella soñará un viaje y no habrá despedidas.
Ni canciones de amor, ni Capuleto y Montesco.
Crecerán y en la espuma del tiempo se deshacen sus sueños.
No quedará ni un recuerdo, ni en la noche un lamento.
Quizá una leve herida que lavará el olvido o el agua de la clepsidra 2.
Miran al cielo y piden un deseo: contigo la noche más bella.
Amores imposibles que escriben en canciones el trazo de una estrella.
Cartas que nunca se envían. Botellas que brillan en el mar del olvido.
Nunca dejes de buscarme la excusa más cobarde es culpar al destino.
No tuvo Eva este Adán, no hubo asiento de atrás,
ni caricias, ni cartas perfumadas, no hubo cita en el parque...